Al momento de crear un producto o servicio, en principio el objetivo básico es tratar de satisfacer alguna de las necesidades que pueda presentar un segmento o grupo de personas, definido como el público objetivo.
Los rasgos generales o características básicas son las que permiten identificar con mayor precisión dicho target basándose en distintos datos, como la ubicación geográfica, género, profesión, gustos o afinidades; igualmente puedes optar por realizar distintas preguntas: ¿quién es?, ¿cómo es? y ¿dónde está? ese cliente ideal.
“Tómate el tiempo para definir tu target, si ejecutas tu estrategia comunicacional o de ventas sin antes conocerlo, simplemente perderás tu tiempo o dinero, y parecerá que no hubieses hecho absolutamente nada.”
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Es probable que al momento de crear una estrategia de mercadotecnia, ya se haya evaluado a la competencia, el impacto que pueda producir el producto dentro de un sector específico, y demás indicadores que son obtenidos mediante un análisis de mercado.
Pero, en este post no nos adentraremos a esas aguas profundas,…
Luego de tener un tiempo en el proceso de experimentación con el consumidor, es importante evaluar si se están cumpliendo las expectativas o si realmente se están satisfaciendo las necesidades del cliente, permitiendo a su vez establecer si ya es momento de crear un sistema innovador o estrategias más creativas que generen tanto la retención de la clientela como la intriga y acercamiento por parte de otros consumidores.
¿Cómo es posible comprender al público objetivo?
Si el negocio ya tiene un tiempo en el mercado y se aprovechan los canales digitales como un sitio web, redes sociales, mailing, etc. Es muy interesante cómo se puede interactuar directamente con el consumidor y conocer su experiencia a través de las dinámicas encuestas que están disponibles en Facebook, Twitter o Instagram, o por otro lado es posible crear una landing page dentro del portal, dedicada a que los clientes o visitantes compartan su punto de vista sobre un tema en específico o experiencia.
Sin embargo, si todavía el producto no se ha comercializado, y se desea conocer el nivel de satisfacción del público objetivo, indistintamente que no haya tenido contacto con la marca; estudiando los diferentes entornos en donde se desenvuelve tanto física como virtualmente, otorgará una visión mucho más amplia sobre las acciones a considerar dentro de la estrategia comercial.
Los intereses del público objetivo redireccionan el enfoque del contenido producido por la marca
Todo negocio requiere un contenido para dar a conocer un producto o servicio, en sus diferentes formatos (vallas, videos, flayers, etc), por tanto resulta bastante claro que para definir las categorías y tópicos centrales dedicados a generar un impacto en el consumidor, resulta una labor indispensable al momento de demarcar el mensaje que se busca transmitir.
Es por ello que establecer cuáles son sus posibles dudas, factores que generan ese déficit o un bajo nivel de satisfacción, como es el caso de no tener fácil acceso por limitación de recursos, desconocimiento o desinformación, inconformidad, entre otros elementos, pueden ser cubiertas a través del contenido y estrategia de mercadeo que se desarrollará en base a la marca, reconfigurando incluso en algunos casos las bases del producto o servicio, para que así se puedan alcanzar los objetivos establecidos.