En marketing digital existen dos conceptos que frecuentemente se confunden, muchas veces por desconocimiento, y otras por el parecido que tienen: SEO y SEM. Estos dos términos están relacionados de alguna manera, pero no tienen el mismo significado.
SEM es el acrónimo de “search engine marketing”, y se refiere a los resultados de búsqueda patrocinados por empresas que hacen campañas en diversas plataformas. SEO, en cambio – “search engine optimization” – es el resultado que se obtiene en función de la información del contenido web. Esto, por supuesto, siguiendo ciertos parámetros exigidos por los buscadores y sus algoritmos, de modo tal que aparezca en mejor posición el contenido que tenga mayor calidad y relevancia. Esto también es conocido como “resultados orgánicos”.
SEM es una estrategia de marketing digital puntual, y debido a la inversión, se debe evaluar bien cómo, cuándo, dónde y por qué se va a implementar, ya que en muchos casos las empresas realizan esta inversión sin mayor análisis y no obtienen los resultados deseados. En contraste, una campaña SEM aplicada de manera eficiente, arroja inmediatamente resultados favorables.
En todo caso, el posicionamiento SEO es bastante complejo y a largo plazo, depende de estrategias, calidad de contenido, y de parámetros exigidos por los buscadores (para evitar posibles penalizaciones).
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